La primera vez que pisé este recinto ferial fue como entrar en el mayor concesionario de maquinaria agrícola del país y al aire libre. Ráfagas de brisa recorriendo las calles principales del recinto escoltadas por aquellos monstruos de la ingeniería, los mejores y más modernos sistemas de riego, pulverizadores, nebulizadores y ríos de gente, de agricultores y ganaderos buscando novedades en la principal feria antes de que pintaran las uvas, y sacando un hueco de la siega del cereal.
Tuve el honor de ser agasajado por los jóvenes agricultores de Asaja con el premio de periodismo que me entregaron en la sala principal que congregó durante tantas ediciones a ponentes y expertos que abrieron debates como buen termómetro de la temperatura del campo castellanomanchego, entre reforma y reforma agraria de esa Política Agrícola Común (PAC) que tanto atormenta a los pequeños productores que viven y cultivan la tierra. También sobre el futuro limitante que pesa sobre la espalda de los regantes del Alto Guadiana que han visto en estos años desaparecer sus viejas estructuras de comunidades para ser denominadas ahora con el genérico de usuarios de masas de agua, con los mismos problemas que entonces respecto a una regulación incompleta, interrumpida, por un Plan Especial del Alto Guadiana (PEAG) disipado, o incluso con las incertidumbres de una dudosa recuperación de los acuíferos que dan sustento a miles de familias que viven de cultivos tan sociales y veraniegos como el ajo, el melón, la sandía o la viña.
Fercam ha sido testigo de un relevo generacional, más acentuado seguramente en los últimos años, gracias a los incentivos públicos de la administración que, de golpe, ha logrado incorporar a casi 5.000 jóvenes en la última década en nuestra tierra. Esos niños y niñas que antes pasearon de la mano de sus padres visitando expositores, son hoy los que van tomando las riendas de la explotación animados por una revolución digital que mejorará la industrial y la de la maquinaria que vivieron sus antepasados el día que aparcaron las bestias. El fervor, y las ganas de invertir, pasados los peores años de la última crisis económica, fluía por los pasillos manzanareños con la factura proforma en mano para acreditar la inversión por la que recibirían la subvención.
Llevamos las ondas de la radio al cumplir 18 años “A Pie de Campo” en Castilla –La Mancha Media (CMM) y pudimos devolver aquella mañana a tantos oyentes que se acercaron al recinto parte de las alegrías que FERCAM nos dio los años anteriores. Fue nuestro pequeño homenaje.
Sin imaginarlo y cuando todo iba mejor, otra crisis económica provocada ahora por un virus silencioso e invisible obliga a hacer una parada técnica y a repensar la nueva normalidad en la que también se desenvolverá el campo español. Con una nueva PAC en ciernes que exigirá una modelo agrícola más sostenible y medioambientalista para reducir emisiones y contaminación, y para afrontar el reto del cambio climático que siempre fue un objetivo de la Feria Nacional del Campo con los modernos modelos más eficientes tras años de investigación e innovación.
El impás de este 2020 debe servir para coger fuerza y arrancar motores el próximo año con más potencia y como mejor empeño por labrar el futuro que ya escriben tantos hombres y mujeres de nuestra tierra y que, en estos meses de confinamiento, han demostrado al mundo la trascendencia y la esencialidad de su trabajo. No han faltado alimentos, no ha faltado esfuerzo, logística… solidaridad en la desinfección de las calles con sus gigantes, y paciencia, mucha paciencia como esperando ahora un gesto de todos nosotros como consumidores. No es tan difícil devolverles tanto compromiso apostando por sus productos, por lo nuestro. Porque cuando poco a poco vamos recuperando nuestras vidas, que nadie olvide que sin ellos, el mundo se hubiera parado en seco, y para siempre.
Jorge Jaramillo Sánchez.
Periodista CMMedia.
